En Finlandia volví a renacer. Este país que me devolvió la ilusión por lo desconocido, sin duda. Allí exploré y descubrí lo nunca visto. Sentí libertad por los cuatro costados al sumergirme en un bosque completamente nevado. Grité y salté de la emoción al ver a Papá Noel en el círculo ártico. Me derretí al ver que los renos eran reales y que podía tocarlos. Estallé de alegría al ver que todo lo que había visto en las películas no era imaginado. Y que yo lo estaba viviendo. Me sentí especial. Solo podía sentirme agradecida. Eso sí, me quedé con ganas de ver auroras boreales. Pero eso solo es un motivo para volver. Y volveré.
Por cierto, practiqué turismo con huskies y no me siento nada orgullosa de ello. Si quieres informarte de las condiciones en las que se encuentran estos animales para realizar este tipo de actividades y, por consiguiente, concienciarte y practicar un turismo realmente sostenible en Finlandia, debes de leer esto.