Se dice de República Checa que es el país de cuento por excelencia. En los últimos años ha tenido un gran auge entre los turistas y no me entraña. Pero República Checa es más que Praga. Mucho más. Yo, por ejemplo, decidí salir de la capital (que también disfruté) y dirigirme a Brno. Allí, gocé como una niña de sus parques, su mercado de verduras, la plaza de la libertad y otras joyas ocultas que aún no te quiero revelar. Por supuesto, en Praga, me quedo con el famoso muro de John Lennon, el puente más bonito del mundo y las leyendas que en la ciudad habitan. Como anécdota, ¿sabías que el famoso trdelník, que se comen mis amigos en una foto más abajo, no es originalmente de R. Checa y que, por supuesto, los checos no lo consumen? Si no sabes lo que es el trdelník, sigue bajando para ver las fotos y alucina con la pinta que tienen.