Todo hotel tiene su historia. Inevitablemente, uno que tenga más tiempo tendrá más anécdotas cargando a sus espaldas. Es el caso del Westin Palace en Madrid. Este hotel de corte intelectual y lujoso no solo te sorprenderá con los personajes que aquí se alojaron, sino también con sus peculiaridades y secretos (no tan secretos). ¿Cuáles serán los entresijos que esconde este hotel? ¿Qué conversaciones habrán tenido lugar en él? ¿Crees que ocurrió alguna muerte o asesinato destacado dentro de este edificio? Descubre las curiosidades del hotel Westin Palace en este post.

La historia detrás del hotel Westin Palace
Para comenzar, tengo que contaros que la primera piedra de este emblemático edificio fue puesta en 1911. El Hotel Palace, como era conocido previamente este famoso hotel, surge en un contexto en el que un monarca español, en este caso Alfonso XIII, decide dotar a la capital de prestigio y modernidad. ¿Cómo lo hace? Mandando construir hoteles.
Luego, hay que decir que, en ese entonces, el rey ya contaba con dos establecimientos hoteleros de este calibre: el Hotel Ritz, enfrente de donde se encontraría nuestro susodicho, y el hotel de París, donde se localiza la actual tienda Apple Store en Sol.
Por otro lado, para poder llevar a cabo sus objetivos, el rey Alfonso XIII tenía que contar con el apoyo económico de algún hostelero. El afortunado que el monarca español escogió fue Marquet, a quien conoció en un hipódromo francés y convenció del potencial de su idea.
Así, el lugar que estos escogieron para levantar el ahora famoso hotel Westin Palace, y como ya adelantaba, fue un solar que se encontraba en la cara opuesta al Ritz y que pertenecía a los duques de Medinaceli.
Entonces, con la intención de convertir Madrid en una urbe moderna, el solar escogido y el desembolso necesarios, la construcción del hotel Palace (ahora Westin Palace) se pone en marcha.

Un lugar de referencia entre intelectuales y espías
Desde el momento de su inauguración, el Hotel Palace (o el Westin Palace, que al caso viene a ser lo mismo) se convirtió en el lugar de encuentro para la alta sociedad madrileña.
Personajes como Einstein, Picasso, Anita Delgado, Rita Haiworth, Cary Grant, Sofía Loren o Bruce Springsteen ocuparon sus salones y habitaciones. Pero de quien primero os voy a hablar, es de Mata Hari.
Margaretha Geertruida Zelle, o Mata Hari, era una famosa bailarina y cortesana neerlandesa. Pero también espía. Por ello, esta mujer en cuestión era un agente doble, trabajaba tanto para los franceses como para los alemanes y llegó a alojarse en el Westin Palace con un nombre falso. Todo ello, entendiendo que nos encontrábamos en el contexto de una Primera Guerra Mundial y que las personalidades procedentes de los países del conflicto se alojaban o bien en el Ritz o bien en el Palace. El caso es que cuando los gabachos descubrieron a Hari, el fusilamiento acabó con su vida.
Una anécdota muy curiosa es que antes de ser ejecutada, ésta lanzó un par de besos al pelotón de fusilamiento. Debido, probablemente, a su atractivo y sensualidad ocho de once de los soldados que debían disparar, fallaron. La conclusión sin duda es que quedaron embelesados con las dotes seductoras de la dama.

La Belle Epoque y los años 20
El caso es que la guerra pasa y el ahora Westin Palace y sus clientes se recuperan de la situación de forma rápida. ¿Cómo? Organizando combates de esgrima, encuentros de boxeo y veladas de bailes de chicas. Aunque también hay que decirlo: ¿quién no se iba a recuperar así?
De hecho, uno de sus clientes fue el famosísimo Albert Einstein, quien viajó a Madrid para asistir a varias conferencias y charlas como eminencia. Al parecer, estaba tan presente en los eventos del momento, que los periodistas estaban algo cansados. Se comenta que decían perlitas como «Por favor, que se vaya de una vez y nos deje en paz» o «Einstein está hasta en la sopa».
Después de esto, la diversión dura poco. Pronto, estalla la Guerra Civil española. ¿Qué significa esto para el hotel Palace? Convertirse de nuevo en refugio para espías y comerciantes, en guardería para niños e incluso en hospital de sangre donde recibir a los heridos de guerra de ambos bandos.
Tras la guerra, el empresario, hostelero y propietario del actual Westin Palace, recupera su propiedad de entre los escombros y el emblemático edificio resurge más cosmopolita que nunca.
Anécdotas y curiosidades del hotel Westin Palace
Empezaré con una de mis favoritas. Se trata de una costumbre un tanto peculiar de la época en la que el famoso hotel se erigió.

Discreción ante todo
Los trabajadores de los hoteles más lujosos en Madrid debían de ser muy discretos. Grandes personalidades se alojaban en él, por lo que no solo de cara a la prensa, sino también hacia las propias parejas, guardaban tanto privacidad como decisiones de sus huéspedes masculinos.
La costumbre en cuestión, era que cuando una pareja se registraba en el hotel Palace (ahora Westin Palace, como ya sabes) se escribía únicamente el nombre del hombre y se acompañaba con «y señora» si se trataba de su esposa o de «y una señora» si se trataba de una acompañante y éstos no estaban casados.
El primer huésped
La primera persona que se alojó en este lujoso edificio, en el mismo día de su inauguración, fue Leopold Ghende. Lo hizo la noche del 21 de septiembre de 1912 y, ¿a que no adivinas cuánto pagó por esa noche? Ni más ni menos que 7,50 pesetas, que al cambio vienen a ser 0,045 euros. ¡Se alojó por menos de 5 céntimos!
Lorca, Buñuel y Dalí: los amigos derrochadores de la Residencia de Estudiantes
Estas tres personalidades tan famosas y creativas compartían amistad. Eran compañeros de la Residencia de Estudiantes y pasaban las tardes en una de las primeras cervecerías de Madrid: La Brasserie. Una de esas muchas tardes, decidieron pasarla tomando unos refrigerios en el hotel Palace. Y bendita tarde, porque sin ella no tendríamos esta anécdota.



Entre risas y disfrute, nuestros carismáticos amigos gastaron todo el dinero que les quedaba en el bar del famoso Palace y Buñuel se encuentra sin método de pago para volver a su amada Zaragoza. ¿Cuál fue la solución? Pues pedirle al camarero un trozo de servilleta donde poder solicitar a su amigo dramaturgo Claudio de la Torre un poco de dinero prestado.
Ese trozo de papel aún se conserva, y en el mismo, los tres artistas hacen acto de su ilimitada creatividad. Buñuel le escribe una carta a De la Torre, Dalí dibuja un arlequín fumador y Lorca plasmó un poema que rezaba: «Alfonso doce de plata, rueda en la moneda blanca de corcho y hoja de lata, mi cuerno de la abundancia. Me gasté en el bar del Palace ¡mis monedillas de agua!».
La reina de la navidad Mariah Carey, siempre generosa con sus fans
Otra de las anécdotas o curiosidades del hotel Westin Palace fue la de la cantante Mariah Carey. El día que ésta llego al hotel, se encontró con una gran multitud de fans en la puerta. Eran unos 200. La cantante, ni corta ni perezosa, decide invitar a todos ellos a una merienda. Se lo promete.
Obviamente como fan, no esperas algo así y crees que se debe de tratar de una promesa vacía. No obstante, Mariah cumple con su palabra y, al poco de registrarse, manda preparar unos aperitivos para los 200 fans que se encuentran en la puerta. Esa tarde, Mariah y sus fans compartieron un rato muy ameno entre charlas y comida. A esos fans los ganó de por vida.
El día que Mick Jagger se le arrodilló a Borges

Uno de las acontecimientos que guarda este hotel es el momento en que Mick Jagger y Borges se conocen.
Se cuenta que Borges estaba sentado, esperando con su secretaria a que los recogieran, en uno de los restaurantes del hotel Palace. En ese momento, Mick Jagger se acerca para alabar las dotes del escritor. Lo hizo de rodillas y le dijo un «Maestro, yo lo admiro; leí toda su obra».
Borges no sabía quién era la persona que le estaba lanzando esos piropos y, entonces, su secretaria, María Kodama, le cuenta que se trata del cantante de los Rolling Stones. Entonces, Borges le pone cara porque, por lo visto, ya conocía al mítico grupo gracias a María y también le acaba soltando alguna que otra palabra bonita. ¡Y tan amigos!